La Justicia pampeana condenó esta semana a un hombre oriundo de la provincia de Córdoba que en General Pico utilizó diferentes ardides para despojar de dinero a varios vecinos.
El condenado, quien recibió una pena en suspenso, fingió ser un cobrador de una empresa de contenedores para hacerse con las cuotas de alquiler de los mismos, también simuló ser el comprador de un comercio que explotó y se quedó con las ganancias y además adquirió un auto que no pagó y vendió a otras personas.
El condenado es Raúl Alberto Castagnino, un hombre de 31 años de edad nacido en Huinca Renancó (Córdoba). La sentencia en su contra la emitió el juez de Audiencia Florentino Rubio luego de que aceptara un acuerdo de partes presentado por la fiscala Ivana Hernández y el defensor oficial Alejandro Caram, en el cual el imputado admitió su participación en los hechos que le fueron enrostrados.
Por el Legajo Nº 3212, el magistrado consideró que se comprobó la existencia del delito de “estafa” en perjuicio de vecinos de apellidos López, Despres y Gabba, además de los propietarios de una forrajería. En dos de los hechos logró cometer el ilícito, mientras que en los otros dos lo intentó pero no lo consiguió.
“En efecto, Castagnino sabiendo que los prenombrados tenían contenedores de residuos en el exterior de sus respectivas propiedades, porque se los habían alquilado al señor REP, se apersonó en distintas ocasiones en las viviendas de esas personas y manifestándoles que venía de parte del ’Ruso’, conociendo él y las víctimas que ese era el sobrenombre del señor P., y que lo hacía con el objeto de cobrarles el precio de alquiler de cada contenedor, invocando falsamente la calidad de mandatario de P., cuando en ningún momento el titular de esa firma comercial lo autorizó a realizar cobranza alguna”, remarcó el doctor Rubio.
Luego agregó que “mediante ese ardid, engañó a los damnificados, con la finalidad de que le entregaran una suma de dinero, lo cual hicieron López y Despres, causándoles un menoscabo patrimonial; en cuanto a los dueños de la forrajería ’Mi primer sueño’ y de J. Gabba, desplegó el mismo ardid delictivo, con idéntica finalidad, pero no consumó el ilícito dado que en este caso dichas personas no le entregaron suma de dinero alguna, ante la sospecha de que estaban siendo engañadas”.
Por otro lado, según contempla el Legajo N° 24521, se configuraron dos hechos de “estafa” y uno de “defraudación por estelionato”, de los cuales fueron víctimas vecinos de apellidos Astorga, De Dios Vázquez y López.
En estos casos “las maniobras ardidosas desplegadas por el imputado han sido las siguientes: respecto de Astorga, Castagnino lo indujo a error haciéndole creer que efectivamente le iba a comprar el negocio con el dinero que habría de cobrar de la empresa donde trabajaría y del mismo modo logró que le entregara el automotor, el cual luego enajenó, además se apropió del dinero producido por la venta de mercadería que hizo mientras estaba a cargo del negocio. Asimismo no debe soslayarse que, en un primer momento, el acusado se presentó ante el damnificado como ‘Maximiliano Velazco’, y no como Raúl Castagnino, actuando entonces con ‘nombre supuesto’. Tras retirarse con el rodado, el damnificado no pudo tener más contacto con él. Todo lo cual le produjo un perjuicio económico a Astorga”.
“Respecto a De Dios Vázquez y su pareja López, el acusado les vendió como si fuera propio el automotor de Astorga ocultando tal circunstancia, lo que llevó a las víctimas a
realizar el negocio que los perjudicó económicamente”, afirmó.
Por lo antes dicho, Florentino Rubio condenó a Raúl Castagnino “como autor material y penalmente responsable de los delitos de estafa (…), estafa en grado de tentativa (…), estelionato (…), todos en concurso real, a la pena de ocho meses de prisión en suspenso”.
Además, como reglas de conducta por dos años, le ordenó que fije residencia y se someta al contralor del Ente de Políticas Socializadoras y Unidad de Abordaje.
FUENTE: El Diario