El Tribunal de Disciplina sesionó durante cinco horas para llegar a una decisión en disidencia, que representa un mojón en cuanto a justicia deportiva. Las posturas de los diferentes miembros
Milton Leyendeker recién podrá regresar a la acción en la última fecha de la Primera Nacional.
15 días después del triunfo de Boca Juniors po 1 a 0 ante Agropecuario por Copa Argentina, y de la patada de Milton Leyendeker a Exequiel Zeballos que le valió la expulsión a los 5 minutos de juego y le provocó una grave lesión al delantero del Xeneize, el Tribunal de Disciplina, tras sesionar durante cinco horas, decidió aplicarle una sanción de ocho partidos al defensor, que recién podrá volver a jugar para el Sojero en la última fecha de la Primera Nacional frente a Deportivo Morón en Carlos Casares.
Se trata de una decisión sin precedentes, que llevó una larga deliberación por parte de los integrantes del cuerpo, que ya había debatido el tema la semana pasada, cuando debieron poner pausa por las posiciones disidentes. ¿Por qué el fallo es un mojón en cuanto a justicia deportiva? Porque en lo que sí coincidieron todos los miembros es en que la suspensión no se limita a la competencia en la que el jugador fue expulsado, sino que pasó a ser de cumplimiento efectivo en la segunda categoría del fútbol argentino. En conclusión, de ahora en más, cualquier sanción de cinco fechas o más en Copa Argentina, correrá también en la categoría en la que compita el equipo del expulsado.
Es una situación similar a la sucedida en 1994 con los partidos amistosos formales, en verano o invierno, cuando también hubo un antes y un después. Entonces se dieron varias rencillas o episodios violentos, tal vez alentados porque las sanciones sólo se cumplían en dichos certámenes. A partir de entonces, con cuatro fechas o más de pena, pasaban a ser punibles en los campeonatos oficiales.
En lo que sí no hubo unanimidad fue en la extensión de la sanción. Cinco integrantes participaron de la sesión y cada uno expuso sus fundamentos: el presidente Fernando Mitjans, Sergio Fernández, Eduardo Bozzi, Jorge Gallelli y Gerardo Gómez Coronado. Dos de ellos (Bozzi y Gómez Coronado) votaron por una pena de ocho partidos. Uno (Gallelli) estaba de acuerdo con el fallo, aunque entendió que nueve jornadas era el número correcto, para de esta forma suspenderlo hasta el final del campeonato. Y el restante (Fernández) solicitó 16, para emparejar el tiempo de suspensión con el de rehabilitación de Zeballos (entre cuatro y seis meses).
El Changuito, tras la operación.
Mitjans, como presidente, no votó: su sufragio solo era necesario en el caso de igualdad (dos a dos). En el medio, se abrió el debate sobre el tratamiento de oficio de la jugada, no sólo basándose en el informe arbitral, algo que, por unanimidad, el Tribunal acordó desechar.
En la acción de la polémica, El Changuito encaró como extremo izquierdo, le sacó varios cuerpos de ventaja a sus marcadores y el número 2 lo bajó golpeándolo a la altura de la rodilla. El juez Nicolás Ramírez, en primera instancia le sacó tarjeta amarilla, pero luego se rectificó y le enseñó la roja.
Zeballos sufrió una “lesión de la sindesmosis tibioperonea distal con lesión del ligamento deltoideo y avulsión del maléolo posterior del tobillo derecho” y fue intervenido quirúrgicamente. “Me corrió la pelota y le hice falta. No pensé que iba a ser grave. Soy un pibe humilde, no estoy sobrado. Tengo un contrato normal, no gano fortunas. Tengo el contrato de cualquier laburante que trabaja las ocho horas, gano más o menos lo mismo. Nunca quise lastimar. Entiendo que me tienen que sancionar porque fue un foul desmedido”, había sido el descargo de Leyendeker .