La monarca británica murió a los 96 años, tras 70 años de reinado. La cancillería argentina manifestó su acompañamiento “al pueblo británico y a su familia en este momento de dolor”.
El presidente Alberto Fernández junto al canciller Santiago Cafiero.
El Gobierno argentino expresó este jueves, a través de un tuit, su pesar por el fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra, a los 96 años de edad y tras 70 años de reinado.
“Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), Reina del Reino Unido bajo el nombre de Isabel II desde 1952. El Gobierno de la República Argentina expresa su pesar por su fallecimiento y acompaña al pueblo británico y a su familia en este momento de dolor”, comunicó la Cancillería argentina, que comanda Santiago Cafiero, a través de Twitter.
El mensaje del ministerio de Relaciones Exteriores fue, hasta el momento, el único pronunciamiento oficial del Ejecutivo nacional sobre la muerte de la reina británica. No estaba previsto por el momento un mensaje del presidente Alberto Fernández.
La salud de Isabel II era motivo de preocupación desde fines del año pasado. “La reina murió pacíficamente en Balmoral esta tarde”, informó el Palacio de Buckingham este jueves a las 18.30 (hora local). La soberana se encontraba bajo observación en su residencia de verano en Escocia, adonde se dirigieron sus nietos e hijos, incluido Carlos, de 73 años, heredero al trono.
En su primer comunicado como Rey, Carlos III afirmó: “La muerte de mi amada madre es un momento de gran tristeza para mi y para todos los miembros de mi familia. Lloramos profundamente la pérdida de una soberana y una madre muy querida. Sé que su pérdida se sentirá profundamente en todo el país, los reinos y la Commonwealth, así como por innumerables personas en todo el mundo”.
Tras el fallecimiento de la reina, se inició el operativo conocido como “Operación Puente de Londres” un protocolo secreto sobre los pasos a seguir en las primeras horas tras anunciarse el fallecimiento. Al fallecer la monarca en la residencia de Balmoral, el responso más inmediato tendría lugar en la catedral de Edimburgo, donde se aplicaría otro protocolo, conocido como “Operación Unicornio”, que consiste en llevar el cuerpo de la monarca de vuelta a Londres.