Varias cuadras estaban repletas de feligreses del patrono de los trabajadores en el Santuario del barrio porteño de Liniers.
Miles de fieles realizaban más de cinco cuadras de fila en las veredas del barrio porteño de Liniers a la espera de que a la medianoche se abrieran las puertas del Santuario de San Cayetano, patrono de los trabajadores. La festividad vuelve a ser masiva tras dos años de cuarentena y distanciamiento social por la pandemia de COVID-19.
Con sillas plegables, ponchos, conservadoras y carritos de bebés la multitud organizaba esta noche una fila sobre la calle Bynnon ordenada en pequeños grupos familiares, de compañeros de trabajo o incluso de fieles que se conocen de participar en ediciones anteriores de esta celebración religiosa.
Un grupo de boy scouts distribuía mate cocido y torta fritas entre los feligreses, mientras que en el escenario montado frente al santuario distintos grupos musicales animaban la noche con repertorios religiosos y folclóricos.
Las santerías comerciales ubicadas frente al santuario permanecían abiertas ofreciendo imágenes de San Cayetano hechas de yeso con precios desde 1.200 pesos o velas de diferentes tamaños.
Además, el operativo sanitario dispuso baños químicos en distintas esquinas y un camión de AySA ofrecía agua potable a los fieles.