
El empresario de alarmas condenado a doce años de prisión por intentar quemar a su mujer seguirá detenido en las celdas de la Seccional Quinta de Toay.
La justicia rechazó este miércoles un pedido de prisión domiciliaria que había formulado Néstor Roberto Gallinger, el empresario de alarmas que fue condenado a doce años de prisión por intentar quemar a su mujer. Los jueces Daniel Sáez Zamora, Gastón Boulenaz y Carlos Besi descartaron la solicitud de la defensa con el argumento de que la afectación de la vista de Gallinger es anterior al encierro y no mejorará en caso de cumplir la pena en su casa y, además, porque el hombre no interiorizó la pena y continuó desde prisión hostigando a la víctima a través de las redes sociales.
Los jueces dictaron la resolución este miércoles al mediodía. Hace dos semanas habían decidido, ante el planteo del abogado defensor, Gastón Gómez, pedir una serie de pericias para toma la decisión. En esa misma audiencia, los querellantes, Paula Lastiri y Marcelo Turnes, denunciaron que Gallinger continuaba amenazando a Patricia Sclavuno a través de las redes sociales, utilizando un teléfono que le permitían usar en los calabozos de la Seccional Quinta de Toay, donde está detenido. El fiscal Máximo Paulucci también se opuso al arresto domiciliario.
En primer lugar, el tribunal consideró que la defensa no pudo acreditar que las condiciones de encierro de Gallinger hayan agravado los problemas de visión, una patología preexistente, que ya padecía antes del juicio en el que fue sentenciado. Una pericia de un oftalmólogo indicó que no influye en esa situación las condiciones de encierro.
En segundo término, los jueces mencionaron que la ley de violencia contra la mujer establece que debe haber una protección integral hacia la víctima y deben prevenirse nuevos hechos. “Los jueces dijeron que Gallinger no logró internalizar el sentido de la pena y repitió su accionar al persistir en su accionar a través de distintas publicaciones hostigando a Patricia”, informó la abogada Paula Lastiri. Los otros detenidos confirmaron que Gallinger, a pesar de tener una disminución del 95% de la visión, manipulaba si ayuda de nadie su celular.
Respecto a las condiciones de detención, el informe recabado por el tribunal indica que no son óptimas, aunque tampoco malas. “Entre los propios internos colaboran y se cuidan. Ante cualquier inconveniente enseguida lo trasladan los policías a un lugar de asistencia”, explicó la abogada.
Justamente, a través de su Facebook, Gallinger había realizado una advertencia temeraria. “De donde estoy se sale, de abajo de la tierra no”, escribió, según las capturas de pantalla que entergó la querella a la justicia.
El abogado Gastón Gómez había pedidó la prisión domiciliaria y propuso que los jueces, para garantizar que cumpla con el arresto, ordenen que le coloquen una pulsera electrónica, además de establecer una prohibición de contacto o comunicación entre ambos. El defensor basó la solicitud en un informe de un perito que certificaba que Gallinger está “casi ciego”.
El abogado reconoció que su defendido se comunicaba con él a través de un celular desde la comisaría y que el teléfono se lo facilitan los propios policías en determinados horarios del día.
Cabe recordar que Gallinger fue condenado a doce años de prisión el 4 de abril del año pasado, por el delito de amenazas con arma impropia, homicidio doblemente agravado en grado de tentativa y amenazas simples. El caso, ocurrido el 22 de mayo de 2015, tuvo alta exposición pública porque la víctima denunció la situación y expuso detalles espeluznantes a través de las redes sociales al día siguiente.
El condenado era el dueño de una de las principales agencias de vigilancia privada con alarmas de Santa Rosa. También el fin de semana siguiente al hecho se realizó la primera movilización convocada bajo el lema “Ni una menos”, que en la capital pampeana, con una sociedad conmocionada por el episodio y un par de casos más, tuvo una convocatoria multitudinaria.
En la sentencia se comprobó que aquel día, a las 4 de la madrugada, en la quinta que compartían entre Toay y Santa Rosa, se produjo una discusión y él le arrojó combustible con un bidón, aunque ella pudo calmarlo. Ese mismo día a las 19 horas volvieron a discutir. Cuando Sclavuno intentó irse de la casa, Gallinger la interceptó en el jardín de esa vivienda y la acometió con golpes y patadas. Tomó nuevamente el bidón de la noche anterior, le manifestó que la iba a matar y le arrojó el combustible que tenía el recipiente. Instantes antes de que Gallinger encendiera el combustible esparcido en la ropa y el suelo, Sclavuno logró incorporarse y huyó de la vivienda. Además, a los cuatro días, desde la Alcaidía de Policía de Santa Rosa, donde estaba detenido, Gallinger con permiso de la Policía la llamó por teléfono y la amenazó: “Ya sabés lo que te va a pasar”.