Aunque hay reservas altas de nieve en el Atuel, se espera una temporada hídrica seca en Mendoza.

Mendoza. A pesar de contar con buenas reservas de nieve en la cuenca del río Atuel, los pronósticos oficiales advierten que la próxima temporada hídrica será seca en toda la provincia, en línea con una tendencia que se ha vuelto estructural y preocupante.
Durante la presentación del pronóstico hídrico anual 2026, realizada este miércoles en la sede del Departamento General de Irrigación (DGI), el superintendente de Irrigación, Sergio Marinelli, y el director de Gestión Hídrica, Rubén Villodas, coincidieron en que todas las cuencas mendocinas atraviesan sequías meteorológicas de escasa a moderada intensidad, salvo el río Mendoza, donde el panorama es severo.
📉 Sequía que deja de ser “excepcional”
Marinelli destacó que la sequía en Mendoza “ya dejó de ser un fenómeno excepcional” para transformarse en una característica permanente del clima local, agravada por el retroceso de los glaciares y el cambio en los patrones de precipitación.
“Desde 2017 venimos insistiendo en que esto no es una emergencia puntual, sino un problema permanente. Los estudios del Plan Maestro Hídrico y del convenio con Mekorot muestran una tendencia declinante hasta 2050”, explicó.
El funcionario enfatizó además que 2026 debería ser el año de la aprobación del Plan Hídrico Provincial, una herramienta clave para coordinar políticas municipales y garantizar una gestión sostenible del agua.
💧 Pronóstico por cuencas
Villodas detalló los derrames estimados para 2026, con valores que se ubican entre el 58% y el 73% de un año medio.
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Río Mendoza: 845 hm³ (61%) → Sequía severa si se descuenta agua potable.
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Río Tunuyán: 535 hm³ (63%) → Sequía moderada.
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Río Diamante: 605 hm³ (62%) → Sequía moderada.
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Río Atuel: 795 hm³ (73%) → Sequía moderada, pese a las reservas altas de nieve.
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Río Malargüe: 180 hm³ (60%) → Escasez.
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Río Grande: 1.825 hm³ (58%) → Sequía moderada.
“El río Mendoza, por ejemplo, tiene un promedio histórico de 1.345 hectómetros cúbicos, y este año cuenta con apenas 835. Si restamos los 250 hectómetros destinados al agua potable, el resto de los usos queda en una situación de sequía severa”, precisó Marinelli.
🏔️ Reservas y desafíos
Aunque los embalses comenzaron la primavera con niveles altos de agua almacenada, los técnicos advirtieron que los bajos caudales previstos dificultarán su recuperación en 2026.
“Hoy la ventaja es haber arrancado con los embalses llenos. Pero el verdadero desafío será el próximo año: lograr que se repongan con caudales tan bajos será complicado”, señalaron.
Villodas mostró además un gráfico comparativo que refleja las últimas dos décadas de caudales, donde se evidencia que desde 2010 predomina una sequía prolongada, con apenas dos o tres años de leve recuperación.
🌍 Un llamado a la planificación
Finalmente, Marinelli advirtió sobre el impacto del crecimiento urbano en zonas agrícolas, que incrementa la demanda de agua y exige duplicar la infraestructura de saneamiento. “En los últimos 25 años, unas 3.000 hectáreas agrícolas pasaron a uso urbano. Si no se planifica, la presión sobre el recurso será insostenible”, remarcó.
El superintendente cerró su exposición con un mensaje contundente:
“Tenemos que llegar al 2050 con planificación, conciencia y responsabilidad compartida. La escasez será cada vez mayor, y solo el trabajo conjunto permitirá sostener el recurso.”
