El Banco Central de la República Argentina (BCRA) lanzó hoy el billete de mil pesos, el de más alto valor luego del fin del Austral y el comienzo de la convertibilidad en 1991.
El nuevo billete tiene una cara vertical (anverso), donde aparece la reproducción del animal. El reverso, por el contrario, tiene formato horizontal.
Como todos los miembros de la nueva familia de billetes, este billete nuevo cuenta con un elemento dedicado a llamar la atención del público infantil. En este caso, luce una representación de un pichón de hornero en el ángulo inferior izquierdo.
El hornero fue declarado ave nacional en 1928 y se distingue por el nido que moldea y mantiene una pareja durante toda la vida con quien comparte el cuidado de los pichones.
De acuerdo con el BCRA, entre las principales medidas de seguridad del billete, se destacan en el anverso, la marca de agua, que reproduce el retrato del hornero y presenta, centrada en la parte inferior, la denominación «1000».
El hilo de seguridad principal cuenta con una banda aventanillada de color marrón. Además, posee un hilo de seguridad secundario, una fina banda integrada que puede verse al trasluz.
Asimismo, como motivo de complementación frente-dorso, muestra una huella parcial del ave, ubicada a la izquierda de la marca de agua. Y en la impresión calcográfica puede verse un retrato del hornero y el código para personas con discapacidad visual con un relieve perceptible al tacto.
Cuando comenzó la convertibilidad, el billete mayor era el de 100 pesos. En ese momento, entonces, equivalía a 100 dólares. En cambio hoy este nuevo billete de mil pesos, aunque pasó a ser el más alto, trasladado a la moneda estadounidense se transforma en poco más de 58 dólares.
Según el Banco Central, el costo unitario de cada billete de $ 200 y de $ 500 es de aproximadamente $ 1,65 mientras que cada billete de $1.000 cuesta cerca de $1,90. En tanto el costo de los de $ 100 es de $ 1,47 por unidad.
Por lo tanto, la fabricación para abastecer la demanda de billetes de alto valor le insumirá al Central un gasto de impresión de $ 933 millones en 2017. Según la entidad, si lo hubiese hecho sólo con los viejos billetes de $ 100, el costo total incurrido hubiese sido de $ 3.491 millones. Así, las nuevas denominaciones permitirían ahorrar $ 2.558 millones este año, explicaron.