Investigadores y becarios de la UNLPam y el Instituto INCITAP-UNLPam-CONICET colaboraron en el estudio de huellas fósiles pertenecientes a un ave gigante que habitó la costa atlántica rionegrina hace aproximadamente 8 millones de años. Estas impresiones, bautizadas como «Rionegrina pozosaladensis», fueron descubiertas en Pozo Salado por un guarda ambiental.
El estudio, liderado por Ricardo Melchor y publicado en Scientific Reports, reveló que el hábitat del ave era un ambiente desértico con dunas y numerosos lagos extensos que servían como oasis para la fauna de la época. Las huellas, de casi 40 cm de longitud, muestran un apoyo en dos dedos del pie, similar a los avestruces actuales.
Estas huellas fósiles son únicas en el mundo y solo tienen cierta similitud con las de dinosaurios carnívoros del Cretácico Temprano. Estos últimos pertenecían al grupo de los deinonicosaurios y utilizaban una de las garras del pie para someter a sus presas.
La edad estimada del hallazgo, de 8 millones de años, se determinó mediante análisis geoquímicos de una capa de ceniza volcánica presente en los acantilados costeros de la zona. Esto sitúa al ave en el Mioceno Tardío, una época en la que los dinosaurios ya se encontraban extintos.


